1. | Tú que habitas al amparo del Altísimo y resides a la sombra del Omnipotente, | |
2. | dile al Señor: "Mi amparo, mi refugio, mi Dios, en quien yo pongo mi confianza". | |
3. | El te librará del lazo del cazador y del azote de la desgracia; | |
4. | te cubrirá con sus plumas y hallarás bajo sus alas un refugio. | |
5. | No temerás los miedos de la noche ni la flecha disparada de día, | |
6. | ni la peste que avanza en las tinieblas, ni la plaga que azota a pleno sol. | |
7. | Aunque caigan mil hombres a tu lado y diez mil, a tu derecha, tú estarás fuera de peligro: su lealtad será tu escudo y armadura. | |
8. | Basta que mires con tus ojos y verás cómo se le paga al impío. | |
9. | Pero tú dices: "Mi amparo es el Señor", tú has hecho del Altísimo tu asilo. | |
10. | La desgracia no te alcanzará ni la plaga se acercará a tu tienda: | |
11. | pues a los ángeles les ha ordenado que te escolten en todos tus caminos. | |
12. | En sus manos te habrán de sostener para que no tropiece tu pie en alguna piedra; | |
13. | andarás sobre víboras y leones y pisarás cachorros y dragones. | |
14. | "Pues a mí se acogió, lo libraré, lo protegeré, pues mi Nombre conoció. | |
15. | Si me invoca, yo le responderé, y en la angustia estaré junto a él, lo salvaré, le rendiré honores. | |
16. | Alargaré sus días como lo desea y haré que pueda ver mi salvación". |
lunes, 8 de febrero de 2010
Salmos, 91
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